las cosas continuaron vestidas de palabras,
las frases geniales -bien lo sabes-
hoy son pasto de las llamas.
La lluvia volvió a mojar las fachadas de las casas
y el otoño besó el suelo con hoja caduca
de ciudad muerta.
La primavera se despojó de abriles,
se vistió de diciembre blanco y frío
y la letanía del sinsentido pobló mis rincones.
Presentí el invierno al mirar tus ojos
y entendí al fin
que no habría ningún deshielo.