lunes, 15 de diciembre de 2014

Torciendo escuadras y cartabones.

A J.G.B.

Siempre hemos trazado un camino recto
y hemos buscado huellas en la tierra donde reposar nuestros pasos.
Hemos buscado un sol que nos caliente
sin saber que estamos ya muy cerca del más frío de los inviernos.
Hemos calzado los más bellos zapatos
que con despiadada holgura han tallado ampollas en nuestros talones.
Hemos bailado al compás de melodías ajenas,
melodías que nunca fueron nuestras, escritas en clave de luna negra.
Hemos traicionado a la poesía
y sin embargo asentimos mecánicamente a las mentiras de los libros de mates.
Nos hemos suicidado conjuntamente
desparramando nuestros sesos como si fueran fuegos artificiales
-como si sintiéramos la necesidad de celebrar nuestra desgracia-.
Hemos ensuciado hasta el último hueco del alma
sumergiéndola en un abismo negro que denominamos ser humano.
Hemos alcanzado una verdad falsa
que falsea las verdades más dulces -también las más amargas-.

Pero ahora cuando la naturaleza se aferra desesperadamente al corazón
os dejaré con vuestro camino recto.
Yo por mi parte torceré las escuadras y los cartabones que dibujaron el mio
-este lo andaré descalzo-
y le exigiré al viento mi derecho a equivocarme.

Squila.

domingo, 26 de octubre de 2014

Que se entere el almirez



Me canso de decirte
"no quedan cicatrices por cerrar".

Mi alma ajada y remendada

reposa en un compás,

flota ingrávida en un pentagrama
como el sueño en la almohada.
Resuenan las trompetas
anunciando mi final,
me enseñan los caninos
los perros escogidos
de la jauría del arrabal.
Alumbran la penumbra
esquirlas de alboradas
en retinas cansadas,
retinas de celdas de agua y pan.
Descorcho el champán
alejado de las rutinas
que matan y no mueren,
que tienen cementerio,
que esperan mi sepelio.
Las quemo en un desván.
Refulgen las lanzas
anunciando mis andanzas
al que las quiera escuchar.
Me he cansado de ser 
mi yugo y mi verdugo
Y royo mi mendrugo
con algo parecido a felicidad,
-bendigo el día 
que supe quién quise ser-.
Relinchan los jamelgos 
que no se rendirán
demuestran que son algo mas
que gallos de corral.
Recogen comadronas
puñados de amapolas
para adornar mi nicho,
señora que ya se lo he dicho:
"Aún tengo mucho que dar".




Pregonan azoteas

que ya no volverán

ángeles caídos

a los renglones torcidos
de mis libretas.
A mis libretas
de días de gloria,
de noches de infierno,
de viejas historias,
de versos heridos,
de versos enfermos,
de toda la mierda 
que el mundo no quiso.





Y mientras tanto

yo seré el gato que maúlle

La nota anodina de un compás

que se pierde por el alcantarillado
de algún arrabal.
que se mezcla con el azufre y la orina.
Y si me cuelo en la cocina
el almirez me revienta las tripas.
solo quiero que sepa que a mi me da igual.



Squila

domingo, 27 de julio de 2014

Quiero ser

Quiero ser
la chiribita que embellece el cielo,
el yugo sempiterno de la duda,
el discernimiento entre lo bueno y lo malo,
el poeta al que todo se la suda.

Quiero ser
el rímel de de tus pestañas,
el príncipe negro de los sueños,
el cieno de las plantas de las cañas
que siempre dejan hueco para el cimbreo.

Quiero ser
la alegría pura y clara,
la tristeza bella y necesaria,
la plata de navaja y luna
el arrebol teñido de sabanas de comadrona.

quisiera querer dejar de querer ser.

Squila

martes, 1 de julio de 2014

Duermo

Duermo,
y cada vez que duermo,
sendas pestañas se acarician,
y se enlazan cual enredaderas,
cada vez que cierro los ojos
veo
y cada vez que los cierro,
 vuelo
y cada vez que duermo,
los petalos de los girasoles
me observan distantes,
y giran desdeñosos sin saber a donde ir,
y las luces me juzgan tajantes
y mis propios labios me acusan de mentir,
pero mis ojos siguen cerrados 
y yo duermo






miércoles, 18 de junio de 2014

Malditos sean

Maldito sea el atardecer ocráceo del trigo
y las lágrimas saladas del cetrino,


el calor íntegro, profundo y gentil
del pajar de paja nueva y el henil,


mis plantas de los pies en el ortigal
y mi colirio de cieno del cenagal.


Maldito sea mi retrato y su clavija,
mi lengua,mis dientes hechos de lija,


el movimiento desconsiderado y enfermizo
del suelo y las hojas, (cada otoño un bautizo),


las lágrimas del giraluna que son tormenta
al ver que su madre no le argenta.


Maldita sea la ambigüedad del campo de batalla,
la carne quemada, la sangre y la metralla.


Maldito sea este poeta muerto
y el agua fresca en el desierto.


Maldito sea el rímel que se descorre
en los atardeceres de color ocre.

Squila

sábado, 3 de mayo de 2014

A Lisboa; Tierra de poetas

Hendido en Portugal.

Cenizas de leyendas,
sobre plumas empapadas
 de asfalto, polvo y colillas,
que calan en Portugal.

Cenizas de leyendas,
sobre acero del mismo puerto,
reflejado en las baldosas
de los agravios del mar,
que se escarchas en los cascos
de los barcos de Portugal.

Cenizas de leyendas,
de un negro alquitrán,
que teñía,
los pétalos de las rosas,
y las pestañas de las plumas,
de los pájaros de Portugal.

Ondulada serpiente,
nacida entre poetas,
y la soledad del azar,
y criada entre guitarras,
y el vasto mar.

Achica tinta de la costa,
de los versos de esta ciudad,
versos que un día, quebrantados dolerán,
mientras tanto solo queda,
plumas, acero y alquitrán.
Álvaro García-Atance Gallo


sábado, 15 de febrero de 2014

Mendrugos de pan

Mendrugos de pan
en charcos de cianuro y alquitrán,
poesías muertas de poetas
muertos de desván.
Alcanfor que oxida los
trajes de mi niñez,
oscuras telas de araña que 
arañan mi quehacer.

Y dibujo con mi pluma de metal
caminos y veredas de cristal,
y un mundo imaginario.
La pluma tira de mi, 
y siempre hacia abajo.
Me va a costar trabajo
no insultar a la luna, 
que ha escondido las estrellas.

Sal y limón riegan mis heridas,
y el sol me raja las muñecas,
mis venas lloran lágrimas rojizas
porque soy todo lo que he sido y seré.
Se que no cumplí mi palabra cuando juré
que no necesitaría más canciones y poesías.

La sal y el limón
hierben en mi interior.
Que mala leche la de la luna:
Ha despegado las estrellas.
¡El cielo se ha quedado desnudo!
Ata la cuerda a un árbol y haz un nudo
que resista mi cuerpo al caer.
Que no merece la pena vivir
si las estrellas han de morir

Y dibujo con mi pluma de metal
caminos y veredas de cristal,
y un mundo imaginario.
La pluma tira de mi, 
y siempre hacia abajo.
Me va a costar trabajo
no insultar a la luna, 
que ha escondido las estrellas.

Sueño con un día en que
se destiña el color de las banderas,
y vuelva el verde a la hierba,
el rojo a la sangre,
el amarillo al sol y a la
espiga de trigo cuando se dora,
el naranja a los naranjos en flor,
el negro a las autopistas,
al luto y al dolor,
el gris a las piedras que levantan
barricadas contra la opresión,
el azul al cielo y al mar infinitos,
el morado a las moras moradas 
y rojas como el sol, cundo
muere y dice adiós,
el marrón al barro de tierra y sudor
y el blanco al papel que con
mis poemas bastardos mancho. 

Y dibujo con mi pluma de metal
caminos y veredas de cristal,
y un mundo imaginario.
La pluma tira de mi, 
y siempre hacia abajo.
Me va a costar trabajo
no insultar a la luna, 
que ha escondido las estrellas.

Quisiera que este poema
con sus comas, puntos y palabras
abonara a la sementera,
y vosotros que sois la simiente
en vuestro corazón lo acogierais.
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