A unos ojos

Sueñan tus párpados cerrados,
y arropan tus pupilas empañadas,
que en la noche oscura me iluminas cansada,
que en la noche oscura entornas tu mirada.

Anhelo tus lágrimas secas
que sostienen nuestro destino.
desenvainando tus pestañas afiladas
por la batalla contra su sequía.

Añoro tus diamantes indiferentes,
como navegante en tierra firme.
y yo, cautivo de tu oscuridad encerrada
busco en ella cobijo de mi amargura envenenada.

No quiero entrar por la puerta de tu alma,
sino escalar por el balcón de tu mirada,
y dibujar en ella, versos de un bals
que surgen de mis entrañas.


Álvaro García Atance y Juanjo Jorge Marina

El violín del metro

Un violín pobre y desgastado,

con una voz rica y RONCA.

Un niño que soy yo,

con una voz inexperta y RONCA.

Un violín que interpreta

una melancólica melodía

durante la oscura noche,

durante el claro día.

Un violín que transmite

sin palabras,

lo que yo intento 

trasmitir con ellas.

Los transeúntes con su 

falsa risa y sus pasos,

quebrantan en mil pedazos

su hermosa voz.

Y mi voz que no es 

tan hermosa,

alicatada en la pared

como una baldosa.

Y es que...

Sus hermosas notas,

y nuestras voces rotas,

suenan a canción de derrota.

Porque ya nadie escucha.

Nadie escucha a la musa,

nadie escucha la poesía,

nadie escucha al poeta.

Squila

Palabras silenciadas

Palabras enterradas sin encontrar,
perdidas en leyendas y batallas,
algo que nos exprese al soñar
versos llameantes al azar
descifrados en un mundo sin humanidad

Palabras exiliadas de su patria
que ansían el retorno a su hogar
palabras que no encuentran su por qué
squilas las mentiras del ayer,
y squilas que quedan por nacer.


Álvaro García Atance y Juanjo Jorge Marina

Cojo, manco y tuerto, si es pirata ¿qué más da?

Tres patas en mi mesa,

y la cuarta a sus pies,

con un ojo tan solo,

y un garfio cordobés.

Espadas y tesoros,

Cañonazos por doquier,

Temidos cuan bravos toros

Sin catalejo para ver.

Dos tibias arrancaron,

Al francesito y al ingles,

Por bandera la pusieron,

Y un cráneo poco cortes.

El oleaje ondea mi barco pirata,

Y las cuentas van a saldar,

Por viento que mueve su negra bandera,

Mas mi amada es la mar.

Álvaro García-Atance Gallo

Tan simple como el calzado

 

Fundas de mis pies,

amordazados...

con crin de corcel,

como lazos de chiquillas.

Amantes del raso,

a la par gemelos,

de madera y cuero,

se arrastran por el suelo,

miseros y elegantes,

galopan hasta el cielo,

cuan cupidos ángeles.

Al caballo la herradura,

al pingüinos las aletas,

de sandalia y castellano,

para cual y espartano.

Mas mis pies descalzos,

por utopía andando,

y afanadas fundas,

abrigan mis apéndices desnudos,

y a corte de agujas,

camino en sendero, 

con sonidos tartamudos.

Álvaro García-Atance Gallo

Soneto a un retoño alquitranado.

Hogar de póstumos años,
llora lágrimas de color otoñal,
cobija al mirlo y su poema final,
de corteza con antaños.

A los pasos ermitaños,
siempre vive si acaricia el cielo astral,
mas muere en escaparate comercial,
para rotundos peldaños.

¿Que muda y color cambia
con los ojos de papel,
y nido de paja rubia?

Sangre verde de un dintel,
por venas corre sabia,
y corteza a flor de piel.

Álvaro García-Atance Gallo 

El paso del tiempo

El sonido del cigarro apagándose en el agua,

Los vientos que navegan por mis días,

Me trajeron recuerdos de un pasado mejor.

Pasado curtido a pedradas de momentos,

Pasado cosido por las ruecas del lamento.

Y me subo a las nubes que dibujan

El soplido de la brisa, que las empujan.

Y me pierdo en las estrellas venideras,

Al llegar el impío ocaso quebrantado,

Escuchando el eco de las voces que nos susurran.

Voces que recuerden a sueños en que volar,

Cuchillos que se meten en estrofas de soledad,

Cuchillos que se clavan en versos melancólicos,

Derraman su sangre envenenando las miradas,

Que en sangre nadan que en sangre se ahogan.

Se me retuercen los intestinos podridos,

Por el que circulan los piratas más temidos.

Entonces aprendo a mentir riendo,

Y me callo pues, gritando en este punto.

Mas para entonces estos versos se habrán olvidado.

ALVARO GARCIA ATANCE Y JUANJO JORGE MARINA

Musa, Poesía, Poeta

Ahora, cuando más

te necesito.

Ahora desapareces,

y nadie te ha visto

Ahora que no se 

lo que siento.

Ahora que lo que 

siento es tan fuerte.

Ahora que mi alma

vaga por los tejados.

Ahora que hasta los gatos 

están asqueados.

Ahora que se me

desboca el corazón.

Ahora que no 

encuentro mi canción.

Ahora que tumbaba 

las montañas a patadas,

ahora que me fumaba 

la vida a largas caladas.

Ahora que reviento

piedras a cabezazos,

ahora que no estoy 

entre tus brazos.

Ahora que me como

las espinas y no el pescado.

 Ahora que ya no estás

a mi lado.

Ahora que te vas,

inspiración,

Ahora que no habitas

en mi corazón.

Ahora espero recapacites

por esta felonía,

y estés junto a mi

el resto de mis días

Squila

Si sumamos muertes nos dan demasiadas

Las balas se acaban,
los fusiles se encasquillan.
Los versos no matan,
los poemas nos ensanchan.

Las trincheras se llenan
de miedo y muerte.
Los cuadernos lloran
por el miedo a perderte.

Los rifles cuando hablan,
no hay quien los escuche.
Las bocas cuando cantan,
no hay quien las calle.

Y cuando las bocas cantan,
hay a quien no le gusta,
y matan poetas.
Pero no su palabra.

¿Para qué quieres una bala?
si tienes un beso.
¿Para qué quieres un arma?
si tienes un verso.

¿Para qué coño quieres
que reine la muerte?
parece que en estos tiempos
vivir es una suerte.

En oriente, donde nace el sol
muere gente.
En occidente, donde muere el sol
muere más gente.

Si sumamos muertes
nos dan demasiadas.
muy poca suerte,
para tanta gente.

Squila

El único lugar donde residirá nuestra infancia será en la memoria.

El único lugar,

donde residirá nuestra infancia,

sera en la memoria.

Porque todo lo que nos llenaba,

se reconstruyó.

Porque todo lo que me inspiraba,

se humanizo.

Como una película en azul y verde,

como un reloj sin números ni agujas,

como una papelera sin papel.

Quisiera volver atrás,

quisiera antaño recordar,

quisiera bailar al son del Jazz.

Porque siempre habrá algo

que te haga capital,

como un niño que llora

lágrimas de cristal,

y quisiera tener

un pasado terrenal. 

Álvaro García-Atance Gallo

No olviden que a pesar de todo lo que les digan, las palabras y las ideas pueden cambiar el mundo (...). Les contaré un secreto: no leemos y escribimos poesía porque es bonita. Leemos y escribimos poesía porque pertenecemos a la raza humana; y la raza humana está llena de pasión. La medicina, el derecho, el comercio, la ingeniería... son carreras nobles y necesarias para dignificar la vida humana. Pero la poesía, la belleza, el romanticismo, el amor son cosas que nos mantienen vivos.

El Club de los poetas muertos.

Nuwanda ( Nacho Costa) 

Como pasa la vida.

Como pasa la vida,

tan campante, tan deprisa,

se resume en dos fechas,

aunque el tiempo apremia,

ojala que pudiese,

resumirla en millares,

las fechas de cada momento,

las fechas de la vida.

Del 97 a donde fuere,

hasta donde Dios quisiese.

 

Por mi vida pasaron,

luceros, astros, estrellas,

cervezas, cigarros, poemas

hasta que cada una de estas cosas...

acabaron.

 "Carpe diem"

 Álvaro García-Atance Gallo 

y

Jacobo Landín Arsuaga

       

Me fui a los bosques porque quería vivir a conciencia. Quería vivir a fondo y sacarle todo el jugo a la vida, para no descubrir en el momento de mi muerte que no había vivido.

Nuwanda 

El mundo

El sol de rodillas,
las nubes de trovador,
y la luna llorando,
emocionada por amor.

sus lágrimas de color,
cayeron rodando,
sobre un lienzo lozano,
que sin pintar gran parte se quedé.

La luna alarmada,
por tal sublime obra de arte,
con pavor cogió un pincel,
y una herida se abrió en su corazón

La sangre derramada,
sobre el cabello del pincel,
y terminó su obra de arte,
con tinta roja del papel.

Álvaro García-Atance Gallo

Aunque tú quiesistes que te quiesiera

Quieres que te quiera,
todo lo que no quise,
quieres que quiera
con mis ojos verte,
quieres que quiera
con mis amores amarte,
quieres que quiera
con mi corazón quererte,
quieres que quiera
con mis sueños soñar contigo,
quieres que quiera
con mis caricias acariciarte,
quieres que quiera,
con mis brazos abrazarte,

Tú sabes que te quiero,
pero no puedo querer,
como tu quieres que te quiera.

Álvaro García-Atance Gallo.

Una pluma, mi gañido

Con la pluma que poseo

no necesito viajes,

ni tinta ni razón.

Con la pluma que tengo,

los mares no persiguen a la Luna,

sino al Sol.

Con la pluma que entre mis dedos baila,

no necesito guerra ni revolución,

pues mis versos la iniciaron con su pasión.

Con la pluma que besa el papel,

no necesito guia para escribir,

pues le copio mis poemas a mi ingenio.

Con la pluma que vomita,

unos poemas de amor.

Con la pluma que agarro,

no necesito gaviota a la que quitárselas.

Con la pluma 

del pájaro que soy yo,

os quiero deleitar

con esta canción

Álvaro García-Atance Gallo.

La vida pasa, y prueba de ello es:

Que cada acorde se acerca
al final de la canción,
que cada kilómetro me acerca
a la última estación,
que cuantos más gritos
 menos razón.

Que con cada estrofa
acaba el poema,
que cada poema
empieza con una estrofa.
Que toda mi vida son poemas,
que en cada poema
dejo el corazón...

Squila

El mar

En tiempo de furia,

furia de empeño,

empeño en el soplo,

soplo de la razón.

Como un mazazo,

 mazazo de empeño,
empeño en un relámpago,
relámpago del perdón.

En tiempo de calma,
calma de empeño,
empeño de constancia,
 gran constancia espumosa.

Como una bofetada,
bofetada de tranquilidad,
tranquilidad en la noche,
una noche de pasión.

Álvaro García-Atance Gallo

Versos revolucionarios

Quisiera que este poema

con sus comas, puntos y palabras

abonara a la sementera,

y vosotros que sois la simiente

en vuestro corazón lo acogierais.

 

Quisieron colgar poetas,

quisieron quemar su corazón.

Y los magos de las palabras 

iniciaron una revolución.

Con la pluma en ristre.

Y con las cenizas de su corazón

alimentaron a la simiente,

que entonó su canción.

Canción de amor,

canción de exilio,

canción de soldado,

canción de honor.

Canciones tristes 

de guerra y tormenta

en noches tristes 

de insomnio y alerta.
 

Velas que se encienden

en noches apagadas,

velas que se apagan

con el soplido del alba.

Los versos se entrelazan

en los campos de batalla,

con morteros, fusiles,

sangre, dolor y casta.

En las trincheras asesinan

pobres inocentes,

En los parlamentos dictan

leyes incoherentes.

Y si me dan a elegir

entre el fusil y la pistola,

yo elijo ser persona,

y poder resistir.

Quisieron colgar poetas,

quisieron quemar su corazón.

Y los magos de las palabras 

iniciaron una revolución.

No me gustan los campos de batalla
ni las banderas de sangre y metralla.

Y aunque cosieron a balazos mi corazón

estos versos iniciaron una revolución.

Squila

Squila

Antaño recordando

Del impío alba
al póstumo ocaso,
lúgubre antaño,
recordé en el pasado.

En mi bolsillo guardé
una infancia ensimismada
de la vida vestida de bien.
Como fui tan incrédulo,
como no quise abrir,
los ojos al clamor,
a un gañido de toro,
a unas pardas palabras
que ahora puedo ver,
con un instinto feroz.

En una insípida rareza,
aclamo a la muerte
con un arduo valor,
que en el puño guardé,
y tan fuerte apreté,
que sus cristales hubieron de romperse,
y su cálido perfume
mi alma y mi pluma envolvió,
con ambos apago el alba,
con ambos enciendo el ocaso.
 y un nuevo verso aparece
con tanta efusividad
que con tan sólo un par de ellos
esta libreta
explotase al son
de cada palabra, de cada ritmo,
y el mundo gritase
cuan estampida de elefantes,
y un poco de magia fluyera
por la ignorancia locuaz
de nuestra especie delirante.

Álvaro García-Atance Gallo

Hasta el día de hoy

Hasta el día de hoy

el arte fue incontrolable,

Hasta el día de hoy

mis lágrimas fueron rojas,

Hasta el día de hoy

el mundo fue amable,

Hasta el día de hoy

olían bien las rosas,

Hasta el día de hoy

el arte fue sublime,

Hasta el día de hoy

mis lágrimas fueron transparentes,

Hasta el día de hoy

cualquier verso me rime,

Hasta el día de hoy

las rimas fueron aparentes,

Mas mañana es otro día,

y nunca pensé en el mañana,

Hasta el día de hoy.

Álvaro García-Atance Gallo